Desde las bases de la pedagogía artística, formar a los más pequeños en las artes contribuye a cultivar las posibilidades creativas que le ayudarán cuando se convierta en un adulto. El pintor austriaco Franz Cizeck fue pionero en el desarrollo de un modelo de escuelas de arte para niños al descubrir en ellos la espontaneidad y el encanto de la expresividad que les era otorgado por la libertad.
Este desenvolvimiento de los niños se distingue por la técnica expresionista que vuelcan cuando utilizan las manos para pintar, así la mano se convierte en un “segundo cerebro” que le sirve para ejercer su libertad de acción y potenciar su capacidad creativa. El arte es por ello una ruta indispensable en la formación de la personalidad en los niños, pues les exige ser todo cuanto son y permite mirar hacia el interior de una identidad hasta entonces sin referentes estéticos o elementos intelectuales; el niño fortalece su capacidad de creación artística al exteriorizar su universo más íntimo, todo lo que lo construye y que lo hace, ante todo, un ser humano".
No hay comentarios:
Publicar un comentario